7 mar 2012

Ser uno más o crear tu propio sendero de libertad



Son muchos los obstáculos que vamos a encontrar una vez que adquirimos la habilidad de estar presentes. Ya sabemos que estar presentes es la habilidad de percibir la realidad en la que estamos sin ningún tipo de interferencia mental.

Desde la presencia conectamos con la verdadera esencia de todo lo que nos rodea, sintiéndonos totalmente libres de estar, sin necesidad de demostrar, hacer o ser de ninguna manera concreta que el contexto nos invite a seguir para darle sentido a lo que es normal.

La diferencia esencial entre lo que pensamos que es normal y lo que realmente es correcto, viene teñida de la cantidad de presencia que aportando en cada instante de nuestra existencia.  

Vemos a la gente caminar y es lo que estamos viendo, vemos un perro y lo observamos, vemos a dos personas hablando y no vamos más allá, pero, sin perder la perspectiva global del sentido de la vida dentro de todo ese decorado.

En el momento que dejamos a la mente crear un juicio, que a su vez se apoya en una reacción, comenzamos a ser marionetas de la mente y perdemos la posibilidad de participar dentro del plan divino aportando nuestro poder personal, siendo libres, siendo dioses creadores de la vida que se desarrolla ante nuestros ojos.

Ser divino no es una labor fácil, pues, la realidad mental en la que vivimos nos pondrá a prueba constantemente para absorbernos, doblegarnos y aniquilar cualquier luz que vaya en contra del sistema en el que estamos.

El sistema en el que nos movemos se nutre de un gran ego mental que vive sobre pilares de miedo, inseguridad ante un futuro imprevisible, apego y deseo de frenar el tiempo que corre para llevarnos de nuevo a la madre tierra.

Ser auténtico es algo que nace desde la presencia y el sin miedo de pensar, hablar y ser totalmente libres dentro de un sistema donde los que despiertan deben ser desterrados por ser peligrosos para todos los que aun duermen y sirven de colaboradores inconscientes del sistema mental.

Tú eliges, o eres uno más o te liberas y vives tu energía divina, atreviéndote a pensar, hablar y ser desde el ser divino que realmente eres.