26 mar 2012

Elevar la conciencia



  El ser humano, a diferencia de los demás seres vivos, tiene la posibilidad de saber en todo momento, lo que está haciendo, pensando, sintiendo y proyectando a nivel energético.

  Para que esta posibilidad nazca y se convierta en una habilidad en el aspecto físico, uno debe decidir llevar su atención hacia lo que hace en la vida, desarrollando la habilidad de percibir la dimensión física en todos sus aspectos, como son la temperatura, el peso, la forma, el olor, el sabor, el color y todos aquellos datos que nuestros sentidos físicos canalizan para nosotros. 

  En el aspecto mental tendremos que tomar la decisión de observar los pensamientos que nutren nuestro entramado mental. Percibir el sistema de creencias sobre el que apoyamos nuestra forma de estar y hacer las cosas es un acto consciente que nos abre la puerta al conocimiento sobre las ideas, pensamientos y valores que mueven nuestro campo físico.

  Las emociones pueden, igualmente, ser observadas para ser conscientes de ellas. De esta forma nos hacemos conscientes o sabemos cuál es la sensación que estoy teniendo, qué lo ha detonado y hacia donde me proyecta mental y físicamente. Observar las emociones, al igual que saber lo que estás haciendo y pensando, nos abre una nueva puerta hacia estar, ser y hacer conscientemente. 

  Con respecto al campo energético podemos aplicar la misma fórmula que en las tres anteriores, haciéndonos día a día más hábiles en su percepción, proyección e influencia en todo lo que hacemos, pensamos, sentimos y finalmente somos. Hay que comprender que esté campo es más sutil y escabroso de trabajar, necesitando para ello de un enfoque paciente y constante en todo lo que hacemos, pensamos y sentimos durante el desarrollo de nuestra actividad humana.