En mis últimas charlas he hablado
mucho sobre la respiración y me gustaría detallar en este artículo, punto por
punto, la razón por la que podría ser el primer paso hacia el despertar
interior.
En primer lugar, vuelvo a
recordar que de todo lo que experimentamos, la respiración es el acto más
directo hacia la realidad física en la que nos desenvolvemos la mayor parte del
tiempo. Este proceso que se repite cada minuto de nuestra vida suele ser
despreciado por la distracción por la que aboga este sistema en el que vivimos.
Cuando uno comienza a centrar su
atención en el proceso en sí, persiste y lo mantiene durante un tiempo,
descubre el profundo poder que tiene sobre todo lo que pensamos, decimos y
hacemos. De ahí la importancia de respirar conscientemente pero, como decía al
principio, voy a enumerar sus beneficios para que quede aun más claro:
1.
El primer poder que nos concede respirar
conscientemente es despertar al momento presente y poder percibirlo con más claridad.
2.
El segundo poder que nos concede es percibir con más
claridad la naturaleza ligera e insípida de la mayor parte de los pensamientos
que nacen en la mente.
3.
El tercer poder que nos concede es permitirnos elegir,
elaborar y proyectar un lenguaje que esté teñido de presencia, respeto y corazón.
4.
El cuarto poder consiste en permitirnos conectar,
percibir y canalizar todas y cada una de las emociones que sentimos.
5.
El quinto poder consiste en permitirnos ser los dueños
de nuestros pensamientos, de la forma en la que los comunicamos y de la forma
en la que existimos.
6.
Todos estos poderes unidos nos hacen nacer dentro de
nosotros al maestro que sabe que los pensamientos son aire, que las palabras
son dulces o amargas dependiendo del uso que le demos y que nuestra existencia
puede ser luz u oscuridad para todos los que nos rodean.
¿Aun tienes dudas sobre su poder?
Todas y cada una de las dudas,
obstáculos o impedimentos que encuentres hacia proyectar una mayor y más
completa conciencia del poder que reside en este sencillo acto, podrían estar
apoyándose en la aun poderosa mente acostumbrada a sus altibajos, a sus
apetencia, placeres y demás subterfugios que lo único que hacen es retrasar
nuestro crecimiento interior.
¡Obsérvala por si fuera así,
aunque para ello
tengas que hacerlo desde una
respiración consciente!