14 may 2012

Un nuevo lenguaje


Seguimos apostando por “ver un mundo mejor” olvidando que los cambios que se produzcan en el mundo estarán estrechamente ligados a los cambios que hagamos en nuestra forma de proceder cada instante de nuestra existencia.

Tú eres el mundo, cualquier cosa que mejores
en ti, será una mejora en el mundo.

La comunicación es la forma en la que proyectamos nuestros pensamientos. Todos y cada uno de los pensamientos que proyectamos se apoyan en nuestro sistema de creencias o lo que más comúnmente se conoce por filosofía de vida.

El poder de tus palabras,
está siendo proyectado continuamente
por tu sistema de creencias.

Cuando comunicamos, debemos ser conscientes de que estamos proyectando una energía muy poderosa que nace en un ser divino, nosotros. El poder de las palabras es tal, que pueden sanar o destruir instantáneamente.

Ser conscientes del poder que tienen
nuestras palabras, nos invita a elevar la consciencia
con la que hacemos uso de ellas.

La vía más eficaz para lograr hacer de nuestra forma de comunicar una posibilidad de elevar nuestra luz y la de los demás, es permitiendo al corazón tomar más partido en nuestro sistema de creencias, dejando que sea al elemento más importante dentro de nuestra filosofía de vida, sobre la cual, vamos a apoyar nuestra forma de pensar, hablar y hacer la vida.

Amar es la llave. Dejemos que el amor sea el líder
de nuestro silencio mental, para que pueda nacer 
un nuevo lenguaje.

Dentro de la danza que existe entre el emisor y el receptor surge una oportunidad de mutua responsabilidad sobre el resultado final cuando termina la música de la vida. Tanto cuando surge un conflicto, como cuando nace un estado de mutua dicha interior, ambos elementos son esencialmente importantes en el producto final.

Si deseas aportar amor al mundo,
sé un amoroso emisor y un paciente receptor.
Tanto al hablar como al escuchar desde el amor
permitimos que el resultado sea sabroso fruto.

Tú eres el mundo, no solo una parte de él. Eleva tu luz para hacer de este cuadro llamado “vida en el planeta” algo digno de ser vivido, compartido y experimentado.

Un abrazo de luz, hermano mío.