Cada persona que se reencarna en
La Tierra es acogida por un sistema que impera en la mayor parte de su espacio
vital. Si has nacido dentro del marco de influencia de este sistema, tanto si
eres hombre como si eres mujer, has estado recibiendo un adiestramiento mental
sobre el que apoyas tu forma de ver y vivir la vida actualmente. La vida que
estás viviendo se está apoyando en una serie de creencias sobre lo que eres, lo
que puedes o no hacer y muchas otras cosas ideas que nos hemos creído y con las
que seguimos viviendo.
“Tu mente ha sido adiestrada para
mantenerte dormido
apagado, crédulo de ser un ser
limitado”
La mente que vamos adoptando a lo
largo de la vida está hecha para alimentar el sistema que nos domina. Dicha
mente es una fábrica de búsquedas externas, deseos, prisas, ansiedad y falta de
presencia que finalmente desencadena estados de ánimo cercanos a la depresión,
la infelicidad y el desorden mental profundo.
A este sistema le favorece que tú
estés dormido, apagado y que sigas creyendo que eres un ser limitado con
necesidades del sistema para así seguir medrando a tu costa.
“La infelicidad es el estado de
ánimo
más aceptado dentro de este
sistema, se diferente y brilla”
Pero hay un sendero hacia la
libertad, la dicha y el nacimiento del paraíso terrenal. Y no hace falta pensar
en religiones o dimensiones lejanas, sino que, se encuentra en nuestra mente.
Dicho sendero nace cuando comenzamos a comprender que la mente es un mero
espacio donde podemos crear cualquier cosa, empezando así a alimentar nuestro
verdadero poder y nuestro ilimitado amor interior.
Tú mente, ese espacio al que
acabo de hacer referencia, ha estado siendo estructurada y ocupada por
“verdades” que te impiden elevar tu verdadera esencia amorosa para disfrutar de
la dicha del ser divino que eres.
Libérate de todo lo que tienes en
la mente y comienza de cero, como si hoy volvieras a nacer. Identifica las
“verdades” que te has creído y comienza a tomar una nueva forma de mirar, de
enfocar la vida para, desde ahí, crear un nuevo mundo para ti y los demás.
Ama como si fuera el primer día
de tu nueva vida, respira como si fuera la primera vez que eres consciente de
tan profundo acto.
Piensa, habla y existe siendo
luz, con plena confianza en que eres un ser todopoderoso que alberga en su
interior la luz divina del universo.
Para sacudirte la tirana opresión
de tu mente, debes dar un paso importante y es elevar tu presencia. De esta
forma reduces la velocidad a la que impera el programa de tu mente, el cual, te
invita a ver la vida de una única forma. Eleva tu presencia para abrir más los
ojos y percibir más allá de la mente y sus miedos, concepciones y prejuicios.
Tú eres amor y para elevarlo
debes beber de la fuente divina que te dio la vida para recordar qué eres.
Respira conscientemente, hermano, respira, pues allí encontrarás la luz que
ilumina el camino que siempre ha estado delante de ti, que perdiste en juegos
mentales y que puedes volver a reconquistar.
“La presencia genera dicha en
cada instante, respira conscientemente”