Vivimos tiempos agitados donde la
necesidad de amar se enfrenta a años de reclusión mental en los que “lo bueno” “lo
malo” “lo correcto” “lo incorrecto” zarandean nuestra cabeza como si de un
partido de tenis se tratara.
Ante semejante prueba, aquellos
que escuchen a su corazón serán los que vean el sendero que les llevará hacia
la tranquilidad de hacer de su vida un verdadero vergel donde amar sea la
prioridad.
Pero, ¿qué es escuchar a tu corazón?
En el ruido de la mente no
podemos escuchar nada e incluso desconectamos de tal forma con la vida, que
terminamos perdiendo el estrecho lazo que tenemos con el mundo físico, el
cuerpo. Aun sigue habiendo muchas cosas que limpiar y pulir sobre nuestra idea
de lo que es la vida, pero, ¿existe algo que puedas experimentar sin
tener en cuenta tu cuerpo físico?
El Yoga es una práctica milenaria
que nos ayuda a conectar con la raíz que lo alimenta todo, la respiración, además
de trabajar con profundidad una parte esencial de nuestra conexión con la vida,
el cuerpo y sus sistemas.
Esta práctica o sendero de vida
nos permite morir y volver a nacer a una nueva vida. Descubrir que no eres tus
pensamientos o emociones no puede ser experimentado sin una práctica
que te permita profundizar y comprender qué eres y qué es la vida.
En los tiempos en los que
vivimos, se bombardea a las personas con innumerables “métodos” “talleres” o “pócimas”
para alcanzar la felicidad, cuando el sendero ya ha sido descubierto, marcado y
abierto para todo aquel que desee alcanzar la libertad del alma desde hace unos miles de años.
Para entenderlo con mayor claridad, recordemos esas rutas de montaña donde uno
encuentra en el camino una serie de guías para, si así lo deseas y tiene
voluntad, continuar el camino y descubrir la
belleza del paisaje.
Tú, naciste en un planeta donde la confusión y la infelicidad son la nota preponderante, aunque esto no debe impedir que permitas
crecer la semilla que llevas dentro. Para ello, debes cultivarte, alimentarte y
elevar tu capacidad de presencia y comprensión. Tú eres amor divino en
esencia, aunque la semilla no haya crecido aun o esté en proceso de elevarse.
La práctica de yoga te permite
cubrir todas tus necesidades corporales y mentales, de ahí su profunda eficacia
hacia la liberación del alma humana.
Nos vemos en el camino de la
dicha hermano mío.