1 jul 2012

El triunfo del amor


Para todos aquellos que vivimos en el mismo corazón del sistema que condiciona la vida de este planeta, resulta harto difícil mantenerse en la línea que muchos llaman equilibrio interior. Pero más complicado es aun cuando nuestra forma de pensar, hablar y hacer limita el enfoque más alineado con la sabiduría del corazón.

Somos semillas de potencial amor universal que espera a ser regada para crecer mientras el tiempo y los acontecimientos siguen adelante.

Recuerdo cuando en la segunda guerra mundial, más allá del charco, los americanos comenzaban a ser alistados para frenar el nazismo. Supongo que muchos de ellos querían hacer algo por lo que estaba pasando en Europa y así lo hicieron. Arriesgaron sus vidas para salvar de la barbarie a otros que ni siquiera conocían. Es decir, tomaron una decisión y en ella estaba lo más valioso, su vida.

Hoy vivimos una nueva guerra planetaria con nosotros mismos, pues, es en nosotros donde reside el cambio hacia un mundo mejor. Pero, ¿qué podemos hacer para ganarla? Si estás vivo, sonríes, abrazas y amas, ya estás aportando lo esencial, aunque si deseas afinar un poco más, comienza por amarte a ti mismo, por hacer de tu vida algo sencillo, transparente, auténtico, brillante y a la vez sosegado. 

Quizá es el momento de ser ejemplo de que en este planeta se puede vivir con lo mínimo y así invitar a nuestra gran familia a dar por fin ese paso que todos nuestros corazones necesitan para ser dichosos.

En este tiempo vivimos la felicidad aun con el conocimiento de que el sufrimiento gratuito que aporta nuestro sistema de vida está minando el corazón humano. Sólo algunas zonas, como el amazonas o sitios remotos donde al hombre civilizado le es difícil condicionar el contexto a favor de sus propias necesidades, se salvan de esta locura donde uno debe hacer todo lo posible por estar bien a pesar de que muchos de sus hermanos sufren dolor, hambre, sed y muchas otras barbaridades que se apoyan en una deficiente educación vital planetaria, donde el pensamiento, la palabra y el acto  alimentan el odio, la envida y la separación entre nosotros. 

Pero, ahora debemos centrarnos en nosotros como primer obstáculos a salvar, como primer paso hacia ese cielo que tantas veces hemos escuchado nombrar como PARAISO. Sabemos que somos el primer obstáculo a superar y para lograrlo tenemos que apoyarnos en verdades como “Todo sucede tal y como debe” “Amar es la llave” “Para vivir dichosos necesitamos muy poco”… tras ello, comunicar desde el corazón para dejar que nuestra existencia materialice dicho pensamiento y palabra del corazón.

Todos somos amor en potencia, aunque lo estemos bloqueando en gran medida. La vía hacia la luz se puede alcanzar desde el corazón… Comienza a recorrerlo y ama en cada pensamiento, palabra y acto que aportes el mundo, ya que tú eres el mundo.