Seguimos deseando ver ante
nosotros mejoras en nuestra vida, sin darnos cuenta de que para que esto suceda
debemos tener en cuenta que el pensamiento es la tierra sobre la que sembramos
todas las semillas que, más tarde, dan el fruto deseado.
Queremos tener amor en nuestra
vida pero seguimos hablando sin ningún control, comunicando desde el ego y
dejándonos llevar por lo deseos vanos que la vida material puede
proporcionarnos. No está mal disfrutar de ellos como parte de la experiencia de
la vida, pero, la dicha verdadera supera los límites que el placer suele
indicar, para adentrarnos en un mar de calma una vez que soltamos nuestro
deseos.
Somos amor, no busques más,
profundiza en tu ser y descúbrelo. Y si no encuentras en tu pensamiento nada al
respecto, comienza a construir una nueva tierra en la que proyectar nuevos
pensamientos, nuevas creencias que apoyen una nueva forma de ver la vida y de
vivirla.
Queremos tener prosperidad en
nuestra vida pero seguimos pidiéndole a Dios, Universo o quien sea, cosas,
despreciando lo que ya tenemos. Cíñete a disfrutar de todo lo que hay a tu
alrededor para más tarde ver, dentro del agradecimiento, como hay aun
muchas más cosas que te facilitan y ayudan a vivir una vida plena y llena de
posibilidades.
La prosperidad es una forma de
vivir. Se produce cuando, en primer lugar, el sistema de creencias
sobre el que apoyas tu vida es próspero, generoso y sabio.
Queremos ser felices y sin
embargo traicionamos dicho objetivo desconectando continuamente de la fuente de
la que emana dicho deleite, nosotros mismos. Comenzando por separarnos de los
demás y terminando por juzgar o creer que somos mejores que los que están en
una vibración distinta. La felicidad es un estado al que se llega desde el
vehículo en el que habitamos, nosotros.
Recordemos todo lo que somos y
trabajemos sobre cada una de las partes que van finalmente a permitirnos ser
dichosos, nuestra mente (nuestros pensamientos y sistema de creencias), nuestra
forma de comunicarnos (haciéndola coherente con nuestro sistema de
creencias) y nuestros actos (los cuales confirman todo lo anterior).
Si deseas alcanzar la luz en esta
vida, comienza desde hoy a descubrir,
analizar y ordenar el sistema de creencias que te has creído, por si tu nivel
de dicha está por debajo de lo suficiente como para disfrutar de tu existencia.
Comprendo que suena a fórmula matemática, pero, quizá sea así y para saber si
somos felices haya que ir evaluando cada instante qué sistema de creencias está
proyectando nuestra vida, pues, no cabe duda de que es algo cambiante a pesar
de que los pilares sobre los que se asientan la mayor parte de nuestros
pensamientos tienen raíces muy arraigadas donde, presumiblemente, resida la
parte más importante sobre la que tenemos que trabajar.
Recuerda que tú puedes ser el
dueño de tu experiencia vital, aunque hoy no lo seas y si ya lo eres, sólo
tienes que mantener ese rumbo para ser un ejemplo más de cómo se puede vivir dichoso en este planeta.
Un abrazo de luz.